Los bosques y selvas absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y lo convierten, a través de la fotosíntesis, en carbono que almacenan en forma de madera y vegetación. Este proceso se denomina “fijación del carbono”. De esta forma contribuyen considerablemente a reducir las cantidades de este gas en la atmósfera. Contrariamente la destrucción, explotación excesiva o los incendios de los bosques producen y liberan dióxido de carbono a la atmósfera.
Por ello, la conservación y uso sostenible de los recursos forestales representa una de las principales soluciones naturales para la mitigación y adaptación ante el cambio climático. En otras palabras, los ecosistemas forestales del país representan el mayor sumidero terrestre de carbono y tienen el potencial de aportar el 22% de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) propuestas en los acuerdos internacionales para hacer frente al Cambio Climático.

En el Acuerdo de París, México comprometió en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas o NDC’s la reducción del 22% de las emisiones de GEI al 2030. Ante ello, los ecosistemas forestales del país representan el mayor sumidero terrestre de carbono y tienen el potencial de aportar el 22% al compromiso nacional